dimarts, 27 de setembre del 2011

JORDI VILA DELCLÒS

Il·lustració

Del 4 d'octubre al 8 de novembre de 2011

Dibuixos originals dels llibres Versos piratas, Piratas en verso, Orgull i prejudici, La llamada de la selva, La vida y poesía de Federico García Lorca i de la revista Cavall Fort.







Para hablar de la obra de Jordi Vila Delclòs, hay que hablar de la luz. Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua, “ilustrar” significa, en su primera acepción, “dar luz al entendimiento”, y eso es lo que hace Jordi con cada libro que recrea e interpreta. Los textos, a través de su trabajo, desvelan sus líneas, su luz, sus colores; y cada texto tiene un trazo, una luminosidad, unos matices de color únicos. Pero hace falta un artista de la talla de Jordi Vila Delclòs para hacernos ver esas cualidades plásticas que acompañan siempre a la palabra escrita, ocultas en ella, latentes como la música de un piano dormido.

Es todo un descubrimiento, incluso para el autor de esas palabras, asomarse a las ilustraciones de Jordi. Yo he tenido la suerte de ver algunos de mis libros iluminados por sus obras. Y también he tenido la oportunidad de acompañarle en algunos momentos de su proceso creativo. He asistido a su meticulosa e impresionante labor de docu- mentación, y también a ese instante mágico en el que la investigación se transforma en creatividad pura, en el que una obra mía se convierte en su obra, como sucedió, por ejemplo, en el caso de nuestros “Versos piratas, piratas en verso”.

El proceso resulta fascinante, pero el resultado lo es más aún. Para todos aquellos que amamos los libros, es imposible contemplar la obra de Jordi Vila Delclòs dejando a un lado la emoción. En su “Orgullo y Prejuicio”; por ejemplo, consigue transmitirnos la delicada ironía de Jane Austen a través de una interpretación llena de frescura y transparencia. Y su “Lorca” ha logrado, no sé cómo, representar no solo el eco nostálgico de una vida, sino también la misteriosa intimidad con los objetos cotidianos que debió de experimentar el poeta. ¿Qué decir, por otro lado, de las escalofriantes ilustraciones de “La llamada de la selva”, donde uno casi puede sentir en su piel la amenaza de la nieve y de una naturaleza en la que nos sentimos insignificantes? O de esa estación de ferrocarril en la que, a pesar de la distancia, casi podemos oír el bullicio, las despedidas falsamente animadas mezcladas con los gritos de los niños y los sollozos apenas contenidos de las madres que ven partir a sus hijos hacia la guerra...

Cada obra de Jordi Vila Delclòs es una vidriera de líneas y colores a través de la cual se filtra la luz particular de un texto. Captamos esa luz, pero también mucho más: el universo creativo de un artista único que sabe transformarla para nosotros en algo nuevo y deliciosamente inesperado.

Otra de las acepciones del verbo ilustrar que nos brinda el diccionario es la de “hacer ilustre a alguien o algo”. Es, precisamente, lo que hace un ilustrador como Jordi Vila Delclòs con cada uno de los libros que construye: elevarlo a una categoría artística más “ilustre”, convertirlo en una edición que nunca dejará de ser especial para el lector que alguna vez se asomó a ella.




Ana Alonso, León 2 de septiembre de 2011




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